Los caballeros blancos - África

Jacques Arnault, presidente de la ONG 'Move for kids', planea una gran operación: él y su equipo piensan sacar del Chad a 300 huérfanos, víctimas de la guerra civil, y entregarlos a parejas francesas que han tramitado solicitudes de adopción. La periodista Françoise Dubois los acompaña para cubrir la información. Inmersos en la brutal realidad de un país en guerra, los miembros de la ONG empiezan a desmoralizarse y empiezan a preguntarse cuáles son los límites de una intervención humanitaria.

El belga Joachim Lafosse, presentó el año pasado 'Los caballeros blancos' en la sección oficial del Festival de San Sebastián, donde acabaría ganando la Concha de Plata al mejor director. La película nos presenta a un grupo de personas que trabajan para una ONG que se dedica a rescatar niños de la pobreza y darlos en adopción a familias europeas en Francia. Un tema sin duda, interesante. Para ello, Lafosse nos sitúa en un paisaje desértico, en un pueblo del Chad, donde claramente las condiciones de vida no son las más adecuadas para ninguna persona. La manera de plasmar esto, y la atmósfera que crea es muy potente. El espectador prácticamente puede sentir que está allí, viendo el horror desde su zona de confort. Lo más interesante y destacable de la historia que se nos cuenta, es la gran capacidad de su director para transportarnos de una manera eficaz y creíble a un país tercermundista y en constante guerra.

Lafosse pone al mando de su película a Vincent Lindon, un actor capaz de afrontar gran variedad de papeles con solvencia. En 'Los caballeros blancos', no es una excepción, ya que es uno de los puntos fuertes del film. El resto del reparto, cumplen también en roles menos lucidos, aunque sus personajes no estén tan bien construidos como los del protagonista.
Sin embargo, el gran problema de 'Los caballeros blancos' es que se siente como una película sin un rumbo fijo, Lafosse no termina de atar cabos y se queda a medias de contar ciertas cosas realmente importantes. En cambio, lo que hace es repetir una y otra vez cuestiones y situaciones que han sido planteadas desde el principio. Además, aunque decida ser una película seca y austera, la trama pedía más emoción, o por lo menos, una mejor dosificación y uso de ella. Al final, resulta imposible sentirse identificado con el gran dilema de los protagonistas a pesar de la fuerza visual que contiene la película en todo momento. 
5,5/10

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